miércoles, 22 de febrero de 2012

Las crónicas de Concordia: La bicuda, el corralito y su vaca sagrada



La Zona en Concordia, tiene ese misticismo de lugar casi-sagrado de la pesca, hogar de dorados gigantes y numerosas historias de batallas ganadas y perdidas. Leyendas de ataques violentos a señuelos de superficie y peces comiéndose los unos con los otros, un lugar que convoca a pescadores de todas las latitudes en búsqueda de su gran trofeo.
Una de esas tantas historias me tocó por suerte escribirla a mi, fruto de la misma magia que para mi tiene la pesca.


Piedras enormes que asustan un poco al verlas, marcan la llegada al lugar y el comienzo en si de la acción. Arranco con un popper según el consejo del guía, tirando pasando las rocas, el señuelo escupía agua con cada stickeo, sin respuesta, hasta que de repente, sin anuncio previo, explota la superficie, y un dorado se aferra firme al engaño, clavo y prepeo buscando pasarlo de mi lado de la piedra para evitar el corte por roce pero él parece adivinarlo y emprende una corrida imparable, haciendo justamente lo que quería evitar, revienta todo, se va con el señuelo y se sumerge desapareciendo en la profundidad.
A armar todo devuelta y buscar la revancha.
Releo estas líneas corrigiendo y me doy cuenta de un gran error, me estoy refiriendo a un dorado….y en realidad los grandes dorados, son hembras, debería haberme referido a “ella” rompiendo todo y no a “él”.
Los piques se sucedían, la lluvia que pegaba incesante no la sentía por la adrenalina de pescar en superficie a pleno, un frenesí de piques, pero una vaca como la que se llevo mi popper no aparecía.
Cambiamos de lugar, llego a una nueva formación de piedras, una especie de herradura cerrada, aflorando en superficie y otras tantas rocas bajo la misma, se formaba una corredera, que se aceleraba de golpe por el desnivel con un cambio de dirección brusco, mi mano ya temblaba, cuando el guía me dice este lugar se lo conoce como “el corralito”…
El señuelo ya listo para la batalla, un Deconto Bicuda 210, vuela a reconocer la zona, paso a penas la corredera, un stickeo, recuperación, el agua arrastra a la izquierda y en el momento de máxima aceleración, stickeo , un destello amarillo y naranja sube de las profundidades y explota la superficie, una vaca quería llevarse mi Bicuda, en el momento del cañazo por suerte certero, viene a mi mente, el recuerdo de la primer pieza perdida por el apuro de controlarla, entonces deje que la corriente haga su trabajo, solo la sostuve buscando que piense que usar la corredera como aliada, era mejor que recurrir a chocar las piedras para liberarse. El freno del reel comienza a ceder, el pulgar peinaba el carretel para mantener el control, la vaca saltaba mostrando todo su cuerpo majestuoso y perfecto, al compás del sonajero del señuelo.
Poco a poco fue saliendo de ese “corralito” protector de piedras y quedo en río abierto, ahí si puede empezar a arrimarla por el otro lado de la lancha, no fue fácil tampoco, pero ya no había tanta corriente de ese lado ni piedras donde cortar el multi. Mientras la lluvia continuaba, la caña iba cansando a mi oponente, y mi cabeza a mil cuidando todos los detalles para finalizar la captura. Vencida, ya coloca su cuerpo de costado, la subo a la embarcación, y ya no importaban los 14 kilos de oro, sino poder sostener en mis manos, una hermosa vaca sagrada de “La Zona”.
La correspondiente foto y devolución, misión cumplida
Ya no importaba estar mojado de pies a cabeza, solo guardar el señuelo para mi viejo que me enseño a pescar, recordar tantas salidas juntos, recordar tantos años pescando, pensar en todos mis amigos que sabían que estaba cumpliendo un sueño y me alentaban, y también en los amigos que hicieron que esto fuera posible.
Una historia de esas que suceden en un lugar mágico, la historia de la bicuda, el corralito y su vaca sagrada…

Publicada Originalmente en;
http://www.señueleros.com.ar/las-cronicas-de-concordia-la-bicuda-el-corralito-y-su-vaca-sagrada/

No hay comentarios:

Publicar un comentario